El COVID-19 no detiene a los canchules en Nahuizalco

La municipalidad de la población occidental extrema medidas de seguridad para evitar contagios y mantener la tradición

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Altar tradicional en Nahuizalco. / Foto EDH Cristian Díaz

Por Cristian Díaz

2020-10-30 8:00:24

Fotografías de las personas fallecidas, imágenes de Santos, colocación de altares, y abundante comida que comparten con sus vecinos e incluso con desconocidos. Así recuerdan los habitantes de Nahuizalco, en Sonsonate, a sus seres queridos que ya murieron, en una actividad que es conocida como Día de los Canchules y que se celebra cada 1 de noviembre.

Los nahuizalqueños, especialmente los niños, repiten al unísono: “ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo canchules para nuestro camino. Canchul, canchul, tía”.

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El rezo lo realizan en cada vivienda que visitan, donde sus residentes no solo colocan un altar con fotografías, u otros recuerdos, de sus seres queridos que ya fallecieron; sino que también esperan a las personas con comida que, incluso, han preparado con días de anticipación.

Canchul, de hecho, significa en náhuatl “compartir lo cocinado”, explicó Dilsia Flores, quien tiene 25 años de edad y que en varias ocasiones ha participado en la organización de la actividad.

“Como el 1 de noviembre es el Día de (todos los) Santos; entonces los canchules veneran realmente ese día. El día que se supone sería el puente entre los vivos y muertos. Los niños salen con su santito y van de altar en altar, se paran en las puertas y rezan ‘ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo canchules para nuestro camino’. Entonces las personas que los atienden les dicen que hagan una oración, un Padre Nuestro, un Ave María, y ya ellos les reparten persona por persona lo que tienen de ofrenda”, expresó la joven.

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La ofrendas consisten en frutas, dulces y comidas típicas, como tamales, atoles, chicha, y ayote en miel, entre otras. Los altares comienzan a ser instalados desde inicio de semana ya que estos están bajo ramadas.

Registros de la Casa de la Cultura de la localidad indican que la tradición se realiza hace más de cien años, transmitiéndose entre generaciones.

Tiene sus orígenes en la época de los pueblos originarios, donde recordaban a los difuntos. Tiempo después la Iglesia Católica la fusionó con la celebración del Día de los Santos.

Flores explicó que el año pasado fueron cerca de 24 altares los instalados, principalmente en el centro del municipio. Aunque existe otro número del que no hay registro debido a que quienes lo instalan no se coordinaron con la alcaldía o la iglesia Católica. Lo hicieron solo por el hecho de compartir con sus vecinos.

Hace una década que la tradición comenzó a tomar mayor auge luego que por años decayera por la falta de organización, entre otros factores. Sin embargo, varias personas decidieron impulsar la celebración, que está catalogada como una expresión religiosa-cultural indígena popular.

El alcalde, Willer Patriz, explicó que en años anteriores han recibido ese día entre 15,000 y 20,000 turistas. Este año, quienes lleguen deberán de pasar por un estricto control de bioseguridad para evitar posibles contagios de virus del SARS-CoV-2.

En el perímetro del parque estarán ubicados seis controles sanitarios, donde tomarán la temperatura y darán indicaciones para que los turistas practiquen el distanciamiento social. Además del uso correcto de mascarillas y alcohol gel.

“La plaza gastronómica va a estar abierta. La gente puede venir siempre y cuando pueda cumplir las medidas”, señaló el alcalde. El mecanismo de bioseguridad iniciará a las 4:00 de la tarde y una hora después habrá un acto protocolario, donde se recordará el inicio de la tradición.