Es de tarde y cada uno de los muchachos se prepara para el entrenamiento de rutina, todos se ven muy disciplinados. Aún están en periodo de vacaciones y aprovechan para entrenar un deporte que no es muy común por estos lados.
Son esgrimistas, algunos con más experiencia que otros, pero todos con la característica que aman el deporte de la espada, florete y sable.
Club San Pedro: los atletas que aprenden esgrima en la campiña
Entre las montañas que circundan a San Pedro Masahuat, La Paz, un grupo de niños y jóvenes se reúnen en las tardes para aprender las técnicas de la esgrima. Ellos son integrantes del Club de Esgrima San Pedro y han ganado más de 300 medallas en distintos competiciones.
¿Qúe es la esgrima?
El barrio San José del municipio de San Pedro Masahuat es el nido de los espadachines. Desde el 2009 funciona ahí un club de esgrima, que es liderado por Ernesto Valladares un experimentado deportista que decidió transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Valladares, ha dedicado 38 años a la esgrima salvadoreña. Una de las filosofías que traslada a sus alumnos es que sean disciplinados, pues eso les servirá en cualquier circunstancia de la vida.
Los conceptos de victoria, perseverancia, valentía, honor, conocimiento, entre otras son palabras de obligatoria repetición en el inicio de cada jornada, luego viene el calentamiento y una corrida entre veredas, no muy lejos de la academia donde se reúnen.
De acuerdo con Valladares repetir esas palabras sirve a los alumnos a tomar conciencia a través del deporte a ser buenos ciudadanos.
Debido a que el grupo de jóvenes entrena al aire libre entre montañas les da un plus muy competitivo a nivel internacional, pues su preparación es en lugares alejados de las grandes ciudades como entrenan los guerreros que hacen historia. El club ha cobrado renombre y es considerado la única escuela en Latinoamérica que practica en la campiña.
A la fecha han tenido buenos resultados representando al país en competencias internacionales. Cuentan con más de 300 medallas a nivel nacional y centroamericano.
El barranco El Ojushte es el lugar donde los pequeños esgrimistas hacen la actividad de fuerza y potencia, un total de 97 gradas fabricadas con varas de bambú, sirven para realizar un circuito que dura aproximadamente 25 minutos. En días de convivio el lugar se convierte en el espacio para compartir cumpleaños y otro tipo de celebraciones para los niños y jóvenes.
El Club San Pedro es más que todo un proyecto educativo. “Acá utilizo la esgrima como una herramienta para enseñarles a los jóvenes y niños, que todo en la vida se gana. Además de motivarlos para que busquen su desarrollo personal y sean hombres de bien para el beneficio de la sociedad y el país”, manifiesta Ernesto.
Ramírez Valladares fue atleta durante 21 años, presidió la Federación Salvadoreña de Esgrima y ahora usa sus conocimientos para la formación de destacados esgrimistas, pero sobre todo, para “la transformación de buenas personas”.