Jeannette Aguilar: “Bukele necesita de una Policía que actúe al margen de la ley para sus intereses políticos”

La Policía Nacional Civil fue la principal institución que surgió de los Acuerdos de Paz de 1992, pero su actuar con los años ha desnaturalizado el cuerpo policial que debía velar por la democracia de El Salvador, ahora se ha transformado en una policía política de acuerdo a la investigadora social Jeannette Aguilar.

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La investigadora social, Jeannette Aguilar, desde hace varios años analiza el comportamiento de la Policía Nacional Civil. Foto EDH /

Por William Hernández

2021-01-17 5:50:19

Jeannette Aguilar es una investigadora social que sigue de cerca los temas de seguridad; mide desde hace varios años el comportamiento de la Policía Nacional Civil y su “deterioro institucional” como ella le llama.

La investigadora ve con preocupación la transformación negativa de la institución nacida de los Acuerdos de Paz, que justo este año se cumplen 29 años de la firma de paz que terminó con una cruenta guerra que dejó más de 80 mil muertos.

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Aguilar ha vivido la persecución política del cuerpo policial y el Organismo de Inteligencia del Estado en la administración de Bukele, pero eso no la ha inhibido en seguir analizando y opinando sobre el deterioro de la corporación policial y el estado de derecho del país.

El Diario de Hoy habló con ella sobre los antecedentes de la PNC, el paso de deterioro del cuerpo policial, que ahora, se ha agudizado y amenaza la democracia de El Salvador con Bukele, no ve una mejora a corto plazo sino hasta la llegada de un nuevo Gobierno que, en realidad, desarrolle una total depuración y reforma de la Policía.

¿Qué valoración hace usted como investigadora sobre los Acuerdos de Paz y el surgimiento de la Policía Nacional Civil?
En primer Lugar, los Acuerdos de Paz hay que citarlos en su justo contexto, supuso el fin del conflicto armado por la vía negociada y el establecimiento de una hoja de ruta que estableciera las condiciones para la democratización del país; en este contexto era fundamental la creación de nuevas instancias, sobre todo, orientadas para fortalecer la consolidación de un nuevo Estado democrático, un nuevo Estado respetuoso del estado de derecho y de los derechos humanos.
En este contexto se produce todas las reformas relacionadas con el área de la seguridad pública, obviamente, la más importante la creación de la Policía Nacional Civil en el contexto de los Acuerdos de Paz.
Desde mi perspectiva, el tema de la PNC es el tema central de la negociación política. Cuando uno revisa los distintos acuerdos en donde se discutió ese tema, recalca la relevancia que una nueva instancia con un corte civilista, profesional y democrático tendría en el establecimiento de un nuevo régimen político, que en este caso sería la democracia.
Hay una propuesta que sigue siendo válida y que no se implementó, que tiene que ver con una concepción de una Policía civilista, profesional, democrática, con una vocación de servicio a la ciudadanía, a la comunidad. Esa es la concepción bajo la cual se crea la PNC y en torno a la cual se generan una serie de acuerdos complementarios y de seguimiento. En esa lógica, la hoja de ruta es válida desde mi perspectiva y yo la leo 29 años después, y me sigue dando cada vez más sentido en la medida en que ese tipo de Policía, obviamente, en el contexto que favoreciera esos procesos de democratización la que iba a producir cambios en las condiciones de la violencia del posconflicto.

Esa fue su filosofía de creación, pero con el tiempo qué ha sucedido con el cuerpo policial, hemos visto que ha sido usada para perseguir opositores, usada por el crimen organizado, grupos de exterminio y ahora una PNC política. ¿Qué ha pasado?
Bueno, lo que ha pasado en la Policía, primero obstaculizada en su espíritu y letra, en relación con su concepción inicial por los mismos actores políticos que firmaron la paz, de cara al contexto, la veían con sospecha y preocupación, y fue concebida en ese momento por las élites políticas, militares y económicas, como una amenaza en la medida que una Policía profesional y científica iba a ser más eficiente en el combate de la criminalidad, y sobre todo de la criminalidad organizada que ha prevalecido en el Estado salvadoreño durante décadas.
En ese contexto, lo que hubo básicamente fue un esfuerzo deliberado por impedir que esa concepción primigenia de una Policía civil, democrática y profesional se consolidara. Entonces lo que pasó, fue primero, fue vista como una amenaza, fue obstaculizada y luego instrumentalizada, y en ese contexto ha sido desnaturalizada casi desde su creación y se ha expresado en los prontos signos de descomposición y corrupción que se advertían ya en los primeros años de la Policía, se fue consolidando primero como una Policía represiva, con rasgos de autoritarismo, pero además posteriormente y en esta lógica también, de la respuesta represiva que ha prevalecido en el Estado, se favoreció al enquistamiento de estructuras criminales.

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¿En los últimos años?
Esta misma Policía ya en el período de Sánchez Cerén y en un contexto de debilitamiento profundo de parte de controles internos, de indignificación de la función policial, hay que decirlo, se produce una militarización expresa de la Policía Nacional Civil pero además es utilizada con fines de exterminio y limpieza social, eso fue lo que tuvimos en la administración Sánchez Cerén.
Y ahora recientemente, el tránsito de una Policía con fines de exterminio a una Policía política, una Policía que con esas características previas es utilizada para socavar la democracia, en este caso para invadir y amenazar a la Asamblea Legislativa; el 9 de febrero, que ha caído en desacato, con una clara vocación de servicio a los intereses del presidente (Bukele) por parte del actual director que sin duda termina de dar el tiro de gracia a aquellos elementos o residuos que quedaron de esa concepción original.
Ya este proceso de politización, la instrumentalización, con fines de persecución de adversarios políticos, voces disidentes, actitudes de irrespeto a la ley, desacatos a órdenes judiciales lo habíamos venido viendo, pero no de manera tan evidente, tan burda, tan manifiesta como en la actual administración, y eso solo se ha dado en un contexto de impunidad y de clara ruptura con la ley del presidente y su Consejo de Ministros.

¿Se puede hacer algo con la Policía, o todo está perdido ya?
Mire, yo desde el período anterior, también al documentar algunos casos, los patrones de ejecución, el uso de la fuerza letal, los problemas con los grupos de exterminio he venido planteando la necesidad de una nueva reforma policial, una nueva reforma policial que replantee las bases de esta nueva organización, esto supone una profunda depuración y la creación de una nueva institución que retome que aquellos principios primigenios, pero también que esté orientada a la profesionalización, a la investigación técnica-científica.
Creo que en el contexto actual, sobre todo de una violencia tan compleja y organizada que han prevalecido en el país, la Policía es un instrumento central para poder garantizar la seguridad y la estabilidad en el país, y solo se lograría si hay un proceso de reforma institucional que casi siempre, casi todos los países que hemos visto en procesos de reforma en América Latina, también están relacionados en el contexto político, lastimosamente tenemos un contexto político adverso, más bien totalmente favorable a este proceso de deterioro y de descomposición institucional.
Bukele necesita de una Policía deteriorada, desprofesionalizada, de una Policía abusiva que actúe al margen de la ley porque es ese tipo de institución la que a él le es funcional a sus propios intereses políticos, mas bien sería un contrasentido, sobre todo de cara a los rasgos de autoritarismo que hemos visto en su Gobierno en estos primeros 15 meses que se apueste por una Policía distinta o con un proceso de reforma policial, probablemente esto lo pueda hacer con la llegada de un nuevo Gobierno que realmente esté comprometido con la refundación casi del país mismo y de estas instituciones.