Familia pide investigar muerte de joven por posible tortura en bartolina policial de Zacatecoluca

En el hospital les dijeron que lo enterraran rápido por haber muerto de COVID-19; parientes afirman que el joven no estaba enfermo. Al abrir el ataúd, vieron el cadáver esposado y golpeado. Piden a la Fiscalía y a la Procuraduría de Derechos Humanos que investiguen el caso.

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Foto referencia Archivo EDH

Por Jorge Beltrán Luna

2020-05-09 4:30:02

La familia y amigos de Luis Iván Mejía Bonilla no creen que él haya muerto por sangramiento del tubo digestivo, como dice el documento que les dio el Instituto de Medicina Legal, firmado por la doctora Iris Emilia Rodríguez Chávez, cuando recibieron el cadáver, el pasado miércoles 6 de mayo.

A sus 30 años, Luis Iván, o el Negro Luis, como le decían sus amigos y vecinos, gozaba de buena salud y no tenía ninguna enfermedad, por eso les sorprende que en pocas horas haya sufrido un deterioro tal que derivara en su muerte estando en las bartolinas policiales de Zacatecoluca, departamento de La Paz.

“Nos dijeron que había muerto de coronavirus y que no lo veláramos ni abriéramos la caja, pero en el papel que nos dieron decía otra cosa; además, si hubiera muerto de ese coronavirus ni nos lo hubieran entregado, sino que de un solo del hospital lo hubieran llevado a enterrar”, dice Adela Mejía, la madre.

Luis Iván fue capturado el pasado 28 de abril en el cantón Santa Teresa, municipio de Santiago Nonualco, departamento de La Paz, junto a 10 personas más (dos menores entre estos), a quienes la Fiscalía General de la República (FGR) acusa de haber participado en el asesinato del soldado Jhonis Alexánder Delgado Canales, de 20 años, registrado el 26 de abril de 2019, en el cantón El Llano, siempre de Santiago Nonualco.

Los dos menores fueron puestos en libertad a las pocas horas.

A los adultos les hicieron la audiencia inicial el viernes 1 de mayo en el juzgado de Paz de Santiago Nonualco. La jueza resolvió enviarlos a prisión a los ocho adultos. De acuerdo con familiares de los detenidos, todos solicitaron a la jueza que los enviara a las bartolinas de San Pedro Nonualco, donde hay reos comunes, pues ellos dijeron que no eran pandilleros. Al final, fueron llevados a las bartolinas policiales de Zacatecoluca.

“Nos dijeron que había muerto de coronavirus y que no lo veláramos ni abriéramos la caja; si hubiera muerto de eso ni nos lo hubieran entregado, sino que de un solo del hospital lo hubieran llevado a enterrar”.

Adelia Mejía, madre de Luis Iván Mejía Bonilla

“Vayan a enterrarlo de inmediato”

El miércoles poco antes del mediodía, a través de un familiar recibieron el aviso de que Luis estaba siendo trasladado al hospital Santa Teresa, de Zacatecoluca.

Una hermana de Luis y otra pariente se fueron al hospital pero cuando llegaron les dijeron que ya había muerto y tanto los policías como empleados del hospital no los dejaron acercarse a la cama del carro policial donde estaba el cuerpo.

Los parientes aseguran que antes de que el cuerpo fuera entregado a la funeraria contratada por la familia del fallecido, personal del hospital les dijo que no fueran a velarlo, que lo llevaran de una vez a sepultarlo porque había muerto de COVID-19.

A media tarde, de ese mismo miércoles se fueron a enterrarlo, pero algunos parientes que no creían que Luis Iván hubiese muerto de repente de coronavirus, decidieron abrir el ataúd antes de depositarlo en la fosa.

Él era Luis Iván Mejía Bonilla, de 30 años. Era padre de una niña de siete meses de edad. Foto EDH / Cortesía

Su sorpresa fue que el cuerpo presentaba golpes, de los ojos manaba sangre, todo el rostro estaba ensangrentado y envuelto en una sábana blanca. Lo peor de todo, aseguran, es que aún cuando Luis Iván tenía una buena dentadura, el cadáver tenía los dientes saltados, como si se los hubiesen querido arrancar y no le habían quitado ni las esposas (grilletes).

Aunque no quisieron seguir revisando el cuerpo, le tomaron fotos del rostro y de las manos esposadas. Luego lo sepultaron

Pero hoy, los amigos y vecinos, incluyendo el sacerdote José Arcadio Santamaría, párroco del cantón, piden que se investigue esa muerte y también el proceso por el cual han sido capturados.

“Conocí a Luis desde muy pequeño y sé que era un muchacho apartado de problemas; era alegre y trabajador”, afirmó el sacerdote.

Payaso, músico, motorista, jornalero… pero no pandillero

Varios vecinos del cantón Santa Teresa no relacionan a Luis con grupos de pandillas y tampoco creen que haya sido capaz de participar en el homicidio del que lo acusan.

“Él era un muchacho alegre, sus únicos vicios era la alegría y que a veces se echaba sus traguitos pero por lo demás se rebuscaba honradamente por ganarse el sustento de su familia”, afirmó Ronald Reyes, un lugareño.

Parte de su personalidad era trabajar como payaso y también como músico. Formaba parte del grupo musical de la iglesia católica del cantón Santa Teresa.

Qué dice la Policía

Ayer el comisionado Óscar Aguilar, jefe policial del departamento de La Paz, dijo que lo que él sabía del caso era que el privado de libertad había sido evaluado médicamente un día antes, es decir, el martes, presentó fiebre y dolor de cuerpo y se le dejó un tratamiento.

Según Aguilar, al siguiente día presentó vómito con sangre y fiebre alta como el día anterior, por lo que fue llevado al hospital de Zacatecoluca pero al llegar, ya había fallecido.

Junto con Luis Iván fueron llevados cuatro personas más que fueron tratados por dengue. “A nosotros no nos dijeron si tenía coronavirus o si había sospechas o no”, afirmó el jefe policial.

Como el reo presentaba vómito con sangre y se vomitaba a sí mismo, “entonces es lógico que los familiares puedan pensar que algo le habían hecho pero quien mejor puede decir, es el personal de Medicina Legal”, añadió Aguilar.

En cuanto a por qué el cadáver estaba esposado, el comisionado dijo que tal vez los policías no se las quisieron quitar por sanidad para ellos debido a la coyuntura que se vive en el país con el coronavirus.

Luis Iván hacía cualquier trabajo honrado, afirman familiares y vecinos. Trabajaba como payaso y de músico. También era parte del grupo musical de la iglesia católica del cantón Santa Teresa. Foto EDH / Cortesía

“Yo no he señalado a nadie”

“Yo a esos muchachos (los capturados) los conozco desde pequeños, son amigos míos”, dijo Remberto, el padre del soldado asesinado, quien dijo sentirse apesarado por la muerte de Luis y por las demás personas que están en prisión.

“Ahí está Dios de testigo que yo no he hablado de nadie. Yo le dejé las cosas a Dios”, afirmó el campesino mientras indicaba el lugar donde mataron a su hijo y reiteraba que él no puede señalar como culpable a nadie porque el crimen fue muy distante de su casa.

Fuentes policiales vinculadas a la investigación aseguraron a este Diario que quien ha señalado como autores de ese crimen a los diez capturados, ha sido un pandillero que se ha criteriado, es decir, que está colaborando con la justicia a cambio de beneficios penales.

Por su parte, familiares y vecinos piden a la Fiscalía General de la República y a la Procuraduría de Derechos humanos que se investigue la muerte de Luis Iván y el proceso de investigación por que el fue capturado junto a nueve lugareños más.