Chile verde: una forma de subsistencia para las familias de Cacaopera
Son cuatro hombres, dos adultos y dos jóvenes, que llevan el sustento a sus familias a través del cultivo de hortalizas. El Programa Mundial de Alimentos les ha dado la oportunidad de ser agricultores todo el año.
Cristino Rubio, de 64 años; José Petronilo Ortiz, de 20 años; Cristian Flores, de 23 años y German Ortiz, de 54 años, son agricultores del caserío San José Arriba, del cantón Calavera, en el municipio de Cacaopera, en Morazán, quienes para subsistir durante la época seca han comenzado a cultivar hortalizas, iniciando con la siembra de chile verde, en marzo de este año.
Los cuatro hombres, a pesar de la diferencia de edades, se entusiasmaron con la posibilidad de llevar un sustento a sus familias y tomaron la iniciativa que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) les está brindando para poder tener un invernadero y recibir capacitaciones para iniciar sus cultivos.
German Ortiz, uno de los agricultores, quien reside en la comunidad El Matapalo, cuenta que la perspectiva que tienen es grande ya que esperan crecer económicamente con el cultivo de hortalizas, pero principalmente por tener el alimento diario en la casa.
Comenta que este invierno ha sido difícil por la falta de lluvias, pero que están realizando el mayor esfuerzo que pueden, junto al PMA, quienes les han facilitado tanto los implementos para construir un invernadero, donde cultivan por un sistema hidropónico; como para poder instalar un sistema fotovoltáico que es el que ayuda a transporta los nutrientes a las plantas de chile por medio de un sistema de riego por goteo.
“Anteriormente nosotros solo sembrábamos maíz, frijoles y maicillo en mayo, y últimamente, por la falta de lluvias, empezábamos a sembrar en junio y cosechábamos hasta en octubre la primera corta, y la segunda hasta noviembre. La idea de seguir trabajando es para el bien de nosotros mismos y de nuestras familias, ya que antes no teníamos estas oportunidades y beneficios para todos”, dice el agricultor.
Desde diciembre hasta que volvían las lluvias en mayo, estos pequeños agricultores no tenían cómo poder sembrar, ya que no había agua de dónde poder nutrir los cultivos, además de no tener el conocimiento y la oportunidad de cultivar hortalizas, por esta razón se dedicaban a trabajar como jornaleros, lo cual no era suficiente para la manutención de la familia.
José Petronilo es uno de los dos jóvenes que están dentro del proyecto, quien cuenta que le gustó la idea de tener un ingreso todo el año, por eso inició con el trabajo en el invernadero junto al resto del grupo.
“Antes del proyecto, días sí, días no, había trabajo y nos pagaban $6 por día trabajado como jornaleros, desde las 6:00 de la mañana hasta las 2:00 de la tarde, eso era lo poco que nosotros llevábamos a la casa y no era suficiente para las necesidades del hogar, y nos tocaba buscar otras alternativas para poder subsistir”, dice el joven.
El pequeño agricultor expresa que su deseo por comenzar a sembrar nació de ver a su padre Ricardo Ortiz, quien también se dedica a la agricultura. José pensó que al unirse al proyecto ayudaría a la economía de su familia, razón por la que se levanta muy temprano a trabajar.