Hace como tres años, una familia del cantón Troncones, siempre del municipio de Panchimalco, se llegó a radicar al caserío Servando Ortiz.
Parte de esa familia era Gustavo, Tavo o Tun Tun, afirman policías y vecinos del caserío que entre el lunes y ayer huyeron de sus viviendas por temor a sufrir algún daño de parte de pandillas.
De acuerdo con fuentes policiales y lugareños, en Los Troncones, el mayor control lo tiene la Mara Salvatrucha (MS-13) en tanto que en Amayón, es la 18Revolucionaria.
Algunos vecinos aseguran que a Gustavo lo miraban “que agarraba para arriba (rumbo al cantón Los Troncones, al norte de Servando Ortiz) y que a los días regresaba”.
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Con el tiempo, el joven comenzó a llevar a la casa de su familia a otros jóvenes que no eran conocidos del lugar ni de los alrededores del caserío. Pero hasta ahí, todo parecía tranquilo aunque no dejaba de generar desconfianza entre los habitantes originarios del caserío.
La desaparición
Hace aproximadamente 15 días, Gustavo desapareció. Su familia comenzó a buscarlo.
Fuentes policiales confirman esa desaparición, incluso ayudaron a la familia en la búsqueda, afirman algunos agentes que pidieron omitir su nombre. Estos agregan que tenían conocimiento que Tavo se relacionaba con pandilleros de Los Troncones.
El sábado anterior, el cadáver de Tavo fue encontrado enterrado en un lugar fuera del caserío Servando Ortiz.
Aparentemente fue localizado con la ayuda de otro joven habitante de Servando Ortiz. Ni policías ni vecinos quisieron decir quién era ese joven ni el lugar exacto donde hallaron el cuerpo de Gustavo.
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El mismo fin de semana pasado, la familia de Gustavo hizo los preparativos para su velación.
De repente vieron hombres extraños al caserío, con apariencia de pandilleros. “Se miraban repugnantes, con bigotes, con barbas; no se miraba que fueran buenas personas”, dijo una mujer a El Diario de Hoy, que fue consultada en el lugar donde se ha ido a vivir.
Sin embargo, Gustavo no fue velado en el caserío. De repente, su familia se fue del lugar.
Pero antes de marcharse, el domingo en la mañana, según afirman algunos vecinos, un pariente de Gustavo lanzó una advertencia: que todos los del caserío (Servando Ortiz) iban a pagar por la muerte de Tavo.
Esa amenaza más la presencia de foráneos en las dos casas de la familia de Tavo infundió miedo en las restantes 32 familias del caserío, quienes decidieron abandonar sus casas y terrenos donde cultivaban granos básicos para su consumo y para vender y generarse ingresos.
El Diario de Hoy no pudo establecer contacto con la familia de Gustavo para contrastar las versiones de policías y vecinos. “De repente vimos que se fueron pero no sabemos para donde. No dijeron nada porque piensan quizá que algunos de aquí tuvieron que ver con el desaparecimiento y muerte del muchacho”, explicó un lugareño.
Hasta ayer al mediodía, aunque las autoridades policiales aseguraban que permanecerían en el caserío y que establecerán un puesto permanente de policías combinados con militares o elementos de la Policía Rural, los habitantes de Servando Ortiz continuaron sacando sus pertenencias.