Ana María, de 88 años: “Si yo no salgo a vender, no como”

El presidente de la República ordenó que personas de la tercera edad que aún trabajan, que lo hagan desde sus casas. Sin embargo, esa no es la realidad en el sector informal, ya que las personas de la tercera edad deben salir a ganarse el sustento diario.

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Por Jessica Guzmán

2020-03-16 9:50:51

“No quieren que uno salga a trabajar, pero yo no tengo pensión. Y cómo voy a hacer yo, si no salgo a vender no como”, responde Ana María Reymundo, de 88 años y quien vende en el Centro Histórico, al preguntarle si sabía de las medidas que ordenó el presidente de la República, Nayib Bukele, por el coronavirus.

El presidente en su discurso del domingo por la noche ordenó a las empresas que manden a sus residencias a las personas de la tercera edad y a mujeres que estén en estado de embarazo como medida de protección por el Covid-19. “Tienen que ir a sus casas y quedarse ahí, solo pueden salir para cosas estrictamente necesarias”, dijo Bukele.

Ana María asegura que escuchó el discurso y aunque quisiera cumplir la medida, comenta que no tiene ninguna ayuda por lo que este lunes (ayer), como todos los días, viajó desde San Pedro Perulapán, departamento de Cuscatlán, hacia el Centro Histórico de San Salvador, para vender cestas de plástico.

La realidad de las personas de la tercera edad que no tienen empleo formal, ni ayuda de ningún tipo es esta. O como señala Miguel Ángel Ramírez, de 68 años de edad y quien se dedica a la fotografía: “rebuscarse por los frijolitos”.

Los acnianos aducen falta de recursos economicos en su familia por lo que se ven forzados a salir a la calle a vender sus productos

“Son medidas necesarias, pero también imposibilitan a personas que tenemos de 60 años para arriba y que no tenemos un trabajo formal y tampoco pensión. Tengo que salir a trabajar. Es obligatorio para mí salir a buscar mis clientes”, dice el fotógrafo.

Él señala que el gobierno debería tener comisiones que ayuden a personas como él que no cuentan con una pensión, y que por ende les es difícil cumplir la medida pues tienen que ganar el sustento diario.

“Yo puedo obedecer la orden del presidente, pero quién me va a llegar a dejar una bolsa de comida, para que al menos cubra necesidades mínimas para mí y para mi esposa, quién me va a llevar una bolsa de comida para que me alimente 21 días o más tiempo. Queremos que se tomen en consideración a las familias necesitadas del sector informal, la gente tiene que trabajar, tienen deudas, créditos qué pagar”, expone Ramírez.

Tanto él como Ana María la situación está difícil, ya que además que no pueden quedarse en casa, la venta les ha bajado considerablemente debido a las medidas por el Covid-19.

“Toda esta situación es difícil. No hay eventos, no hay comuniones, no hay actividades en salas de te, no hay actividades en las iglesias, esto está estancado. Es necesario que hagan encuestas, que hagan informes de la realidad de las familias salvadoreñas más vulnerables”, expresa con preocupación el fotógrafo.

Desconfianza

Dentro de todo lo que comentan los adultos mayores hay también escepticismo, ya que algunos piensan que no se dice la verdad y que las personas actúan por lo que les dicen que hagan.

Ese es el caso de Rigoberto Toledo, quien dijo tener 58 años, ex jugador de fútbol, pero que se dedica a la zapatería y venta de zapatos en el centro: “el salvadoreño comete un error cuando solo hace lo que dicen, porque imagínese que nos quedemos todos en la casa, entonces más rápido nos vamos a morir, porque quién va a ser por nosotros. Mire estos fenómenos son mundiales, pero hay gente que trata de engañar más a la gente, porque aquí en El Salvador con engaños vivimos”.

El ex futbolista, quien asegura ser amigo de Jorge “Mágico González”, cuenta que cuando tenía 12 años aprendió a hacer zapatos y que aunque disfrutó su vida como jugador, su trabajo como futbolista, pero que lamentablemente no cuenta con una pensión, por lo que ahora nuevamente se dedica a hacer zapatos y venderlos.

Toledo asegura que jugó en el Municipal Limeño, en el Juventud Olímpica, Deportivo Marte, de Soyapango; Santos y en el Independiente de San Vicente.

Ahora dice que produce entre tres y seis pares de zapatos diarios, depende además si tiene pedidos. Al día cuando le va bien, puede vender unos tres pares a $12, pero que la ganancia es poca, mientras sigue su camino con sus pares de zapatos dentro de un maletín y mostrando uno para llamar la atención y ganar un poco de dinero.

Fe en Dios

Para María Eva López, de 76 años, vendedora de billetes de lotería desde hace más de 40 años, la fe debe estar puesta en Dios, ya que aunque le parecen sanas las medidas del presidente Bukele, ella no puede quedarse en casa pues no tiene ayuda.

“Nosotros sobrevivimos a la guerra, y en el nombre de Dios vamos a sobrevivir todos y nadie nos vamos a morir, tenemos que tener fe”, asegura.

Asegura que en la Lotería no les dan pensión, por lo que no pueden quedarse en casa, como lo ha ordenado Bukele, porque deben ganar el día a día.

“Entonces no voy a comer y esa es la realidad que estamos enfrentando los que tenemos pocos recursos para quedarnos, porque nosotros compramos el billete y la Lotería nos da un porcentaje y según vendamos así ganamos”, dice María Eva.

La realidad de estos adultos mayores es similar a la de miles que viven en El Salvador sin pensión. En situaciones como esta emergencia de la pandemia, consideran que no han sido tomados en cuenta, por lo que tratan de seguir con sus vidas y salir adelante a pesar de su edad.

Hasta ayer, El Salvador no tenía ningún caso de coronavirus confirmado.

Medidas tomadas por el gobierno
Este 15 de marzo, el presidente Bukele ordenó a las empresas que tienen en sus planillas a personas de la tercera edad, es decir de 60 años en adelante y a mujeres embarazadas, enviarlos a sus casas, para que puedan hacer teletrabajo o no.
Sin embargo, esta medida no incluye al sector informal. Al respecto, el presidente no emitió ninguna medida para personas adultas mayores que no gozan de salario, ni pensión, ni a dónde pueden acudir para pedir ayuda médica o alimentos.