El 26 de agosto del 2021 fue una fecha histórica para el deporte salvadoreño. Por primera vez un atleta del país se cuelga una medalla en Juegos Paralímpicos.
Nunca nadie lo había logrado ya sea en Olímpicos o Paralímpicos. ¿Quién lo hizo? El pesista Herbert Aceituno, el mejor deportista que tiene hoy por hoy El Salvador.
“A la gloria no se llega por un camino de rosas”, solía decir Osvaldo Zubeldía, un mítico entrenador de fútbol argentino. Y vaya que lo sabe Herbert, el “Gigante de Soyapango”.
El día después de la medalla, Herbert Aceituno contó detalles de su logro en Tokio
Desde que a su madre le dijeron que no pasaría de los 3 días con vida por haber nacido con acondroplasia (trastorno del crecimiento de los huesos) e hidrocefalia (acumulación de líquido en el cerebro), hasta el bullying que sufrió hasta no hace mucho tiempo.
De esos tiempos, recuerda que de niño, muchos no querían jugar con él y hasta dudó de ir a un gimnasio para que no se burlaran.
Perseverancia y resiliencia. Rembert Reyes, un amigo del alma, una especie de héroe anónimo es el otro protagonista de esta gran historia. “Siempre me decía ‘vamos al gimnasio’. Y yo le decía ‘¿y para qué voy a ir?’. Lo convenció y enseguida demostró su fuerza levantar pesos y sus condiciones para esta disciplina.
Lo buscaron del Comité Paralímpico durante un año hasta que el profe Jorge López lo encontró en un gimnasio y lo hizo parte enseguida de la Selección paralímpica. El resto es historia más conocida.
Participó de los Juegos Paralímpicos de Rio 2016; fue oro y “mejor atleta hombre” de los Parapanamericanos de Lima 2019. Y hoy celebra su bronce paralímpico de Tokio 2020, dedicado a su papá Gilberto. Herbert, el de Soyapango, cada día más gigante.