No se disculpan sino que se desmarcan los del FMLN

Si de entrada un grupo o un candidato insultan y descalifican a un interlocutor natural del país, el futuro no puede traer cambios de actitud explicables.

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This photograph taken on December 15, 2017 shows Muay Thai boxer Nong Rose, 21, doing pad work during a training session in Thailand's central province of Chachoengsao. Wearing red lipstick and a pink sports bra, Nong Rose trades blows with her twin brother in a Thai boxing gym, preparing for a foreign debut that will make her the first transgender fighter to enter the ring in France. / AFP PHOTO / Lillian SUWANRUMPHA / TO GO WITH Thailand-sport-boxing-society-France, FOCUS by Marion THIBAUT

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2018-01-03 8:02:46

El precandidato efemelenista a la presidencia estuvo en un acto político organizado por supuestos estudiantes de la Universidad de El Salvador donde había pancartas y se corearon consignas antiimperialistas; “fuera yankees de El Salvador” se leía claramente en el fondo del escenario.

El acto proselitista, realizado semanas después que el actual alcalde capitalino hizo un evento proselitista en la UES en la que se criticó duramente al FMLN, no tiene la menor sensibilidad, mucho menos tino político, sobre todo cuando en Estados Unidos, un importantísimo socio comercial de El Salvador, viven más de tres millones de salvadoreños y se debate si habrá una renovación del TPS que da legalidad momentánea a miles de compatriotas.

No solamente en este acto se han dicho estas consignas antiyankees, sino que además funcionarios del FMLN lo han repetido en otras ocasiones, aunque ahora el Secretario General de este partido se “desmarca”; estas afirmaciones, naturalmente, ofendieron a la embajadora de dicho país, señora Manes.

La bandera “antiimperialista” es el recurso del que echa mano la izquierda radical de todo el planeta para tapar sus desmanes, sus dictaduras y sus crímenes; el ya difunto Hugo Chávez y actualmente Nicolás Maduro regularmente echan mano de la diatriba antiimperialista para desviar la atención de los venezolanos sobre el creciente desastre económico que ha llevado a la actual hambruna y quiebra económica.

Insistimos, los insultos se dan en momentos en que El Salvador está a la espera de una decisión de la administración de Donald Trump para extender el status del TPS a los cientos de miles de salvadoreños que viven allá en un limbo legal. Y se da cuando hay permanentes negociaciones comerciales con Estados Unidos.

Si de entrada un grupo o un candidato insultan y descalifican a un interlocutor natural del país, el futuro no puede traer cambios de actitud explicables. Como se dice, los efemelenistas han quemado los puentes y dado fuego a la naves que les facultarían entendimientos positivos no sólo con Washington, sino con todos aquellos sectores que mantienen lazos indisolubles con el vecino del norte.

El precandidato presidencial del FMLN ha tenido el tiempo para disculparse y distanciarse de la violencia del acto en el que tomó parte; si no lo ha hecho es porque se identifica más con esos grupos violentos que con la gente de este suelo.

Lo más grave, que no está en disposición de alcanzar entendimientos constructivos ni con los estadounidenses reales ni, en resumen, con nadie.

Sin entendimientos no podrá alcanzarse la paz nacional

Imperialismo… toda gran potencia se ocupa de defender y fortalecer sus intereses. En estos momentos quien amenaza a los salvadoreños es la ineficiencia de un gobierno que prometió combatir la pobreza, fortalecer la transparencia y lograr un mejor país; el tiempo pasa y el discurso izquierdista del FMLN continúa pero los graves problemas no se resuelven, al contrario, pareciera profundizarse.

Los odios y la exacerbación de pasiones no conducen a nada constructivo.
Ni menos son lo que necesita el país para poner de pie su economía, luchar efectivamente contra la corrupción, alcanzar la convivencia pacífica entre todos.

El antiimperialismo fue la bandera del gran imperio del mal, la ya despanchurrada Unión Soviética, que en tal forma justificaba sus crímenes y la propagación de la miseria y amordazamiento de sus ciudadanos durante décadas.