Recortes a la prevención

El recorte de 17.5 millones a la seguridad en el nuevo presupuesto se traducirá en un recorte aún mayor a las inversiones que deben hacerse en prevención de la violencia.

descripción de la imagen
Foto Por Archivo

Por Mario Vega*

2018-01-18 6:26:36

Según la más reciente evaluación de país presentada por el IUDOP a principios del año, el principal problema que enfrenta El Salvador es el de la seguridad. Cuarenta y cinco puntos arriba de la situación económica y cuarenta y ocho puntos arriba del desempleo.

Esa percepción de los encuestados deja ver que el dolor que la inseguridad provoca se encuentra muy por arriba de las preocupaciones por razones económicas o de empleo.

Mayor razón para que los partidos políticos desarrollaran esfuerzos conjuntos para realizar las inversiones adecuadas que permitan desarticular los factores de riesgo que detonan la violencia. Pero, muy por el contrario, parece ser que los intereses partidarios poseen prioridades diferentes a las expectativas del salvadoreño promedio. Eso se puede ver de manera clara en la forma en que el Presupuesto General de la Nación fue aprobado recientemente por la Asamblea Legislativa. Para 2018 se aplica una reducción de 17.5 millones de dólares al tema de la seguridad. La justificación para tan desalentadora reducción es que la misma no se percibirá dado que la Contribución Especial a la Seguridad, incrementará en el presente año unos 15 millones en relación a 2017.

El problema es que la distribución de la Contribución Especial a la Seguridad es también hecha por la Asamblea Legislativa y se realiza de manera antojadiza, sin escuchar las recomendaciones del Plan El Salvador Seguro para cuyo financiamiento se creó la mencionada Contribución. Mientras que el Plan recomienda una inversión mayoritaria en el eje de prevención de la violencia, la Asamblea Legislativa prefiere enfatizar la inversión en el eje de persecución del delito. Si tomamos como ilustración los primeros seis meses del año pasado nos encontramos con que mientras el Plan recomienda una asignación del 73 % de los fondos en prevención de la violencia, la Asamblea asignó solamente un 38 %. Por el contrario, mientras el Plan recomienda asignar un 7 % para la persecución del delito, la Asamblea asignó un 44 %. Consecuentemente, el recorte de 17.5 millones a la seguridad en el nuevo presupuesto se traducirá en un recorte aún mayor a las inversiones que deben hacerse en prevención de la violencia. Eso, sin mencionar que el asunto es agravado con los otros recortes de 11 millones a Educación y 17 millones a Salud; que debilitarán aún más otros factores de protección de la violencia.

En las últimas décadas solamente se ha utilizado el recurso de la fuerza creciente para combatir la violencia. El resultado ha sido el de una violencia también creciente por parte de las pandillas en una relación directamente proporcional. A pesar de que nuestra historia reciente y actual demuestra ampliamente esa verdad, se insiste en continuar con el uso populista de la fuerza agravando con ello mucho más la situación de seguridad. Es el tiempo de dar un golpe de timón al tratamiento que se hace del tema. De probar el único camino que aún no se ha intentado: el de la prevención de la violencia. Para ello, hay que asignar los fondos de manera suficiente y sostenida para que los programas que son ejecutados por las municipalidades tengan la oportunidad de producir resultados mensurables. Solo así podremos recobrar la esperanza, al constatar que la violencia disminuye cuando se reduce la brecha de desigualdad que separa al hermano de su hermano.

*Pastor General
de la Misión Cristiana Elim.